24 de abril de 2020

Indochina

Logotipo en el portal de San Rafael (10-10-2011)

Con la publicación de hoy volvemos a una de esas esquinas habaneras cuyo bullicio aún en estos tiempos no se ha podido apagar. Seguro que usted, al ver la imagen ya sabe de qué lugar se trata por haber sido muy famoso y por haberse vinculado, el año pasado, con las actividades por el 500 aniversario de La Habana. Hoy les propongo descubrir la historia de la Tienda Indochina partiendo desde su logotipo.

De los diseños, logotipos y letreros que existían en el bulevar de San Rafael —muchos de ellos ya desaparecidos— éste de Indochina siempre llamó mi atención, incluso cuando mi madre y mi abuela iban a ese paseo comercial en busca de los que llamamos “cosas de mujeres”, arrastrando al niño cuyos intereses eran diametralmente opuestos. Sus letras de marcado estilo asiático a ambos lados del portal de acceso, insertadas en ese piso de terrazo de color rojo, único en su tipo en todo el bulevar, me cautivaron desde esa época y seguramente vivirán en la memoria colectiva habanera por mucho más tiempo.

El logotipo fue realizado letra a letra por medio de tiras metálicas de cobre que más tarde fueron llenadas con el material de color crema, teniendo extremo cuidado con la tipografía. Y eso es lo más notable en este trabajo de terrazo: su cuidado y la calidad del mismo, más cuando no fue uno solo el diseño insertado en el portal, sino que también fue impreso al pie de la pequeña escalera que se sitúa en la puerta de acceso por la calle Águila. Este logotipo también está presente en el letrero lumínico que hoy se puede volver a disfrutar gracias a los trabajos de restauración de estos anuncios que realiza el proyecto Havana Neon Lights + Signs, liderado por Kadir López, que tiene su sede en el propio Bulevar en el antiguo Cine Rex-Duplex.

Entrada a la tienda donde resalta su nombre en piso y pared (10-10-2019)
Indochina ocupa el precioso edificio, con aires del estilo plateresco español, situado en San Rafael #252 esquina a Águila, intersección que disputó en algún momento con la famosa Joyería Cuervo y Sobrinos y la no menos famosa tienda Fin de Siglo. Además, a pocos pasos de ella se alzaba El Encanto, por lo que se encontraba en franca competencia con comercios mucho más antiguos cuando sus propietarios decidieron asentarse en el lugar. Pero la historia de Indochina no comenzó ahí, sino que vino de allende los mares, llegando a La Habana desde Camagüey.

Tal y como pasó con la historia de la Cuchillería Sin Rival, una vez más he tenido la oportunidad de acceder a una parte de la historia de este establecimiento comercial, gracias a un descendiente de sus propietarios originales. A finales del año pasado pude  ver unas fotos de la inauguración de Indochina, que el Sr. Rogelio Madan había publicado en su página de Facebook pues pertenecían a su familia. No perdí la oportunidad, contacté con él y gracias a su generosidad hoy podemos disfrutar, casi de primera mano, de los detalles que convirtieron al lugar en una tienda de referencia en el comercio habanero.

Los propietarios de Indochina (sentados al centro) el día de su apertura.
Arriba papelería de la tienda.
Imágenes cortesía de Rogelio Madan.
Los dueños originales de Indochina fueron los bisabuelos de Rogelio: el señor Max Nissim Lichy y su esposa Rebeca Negrín Lichy. Ambos eran inmigrantes judíos; él proveniente de Francia y ella de Inglaterra. Según la historia familiar, contada por sus abuelos, ambos se escaparon de sus respectivas familias y se casaron. En su luna de miel iban a viajar a Latinoamérica, pero la señora se enfermó y después de usar el poco dinero que tenían, tuvieron que quedarse y comenzar una vida nueva en Cuba en algún momento de 1919. Al parecer lograron asentarse en Camagüey donde comenzaron un negocio de costura. Él salía para tomar medidas y ella cosía vestidos. Más tarde abrieron un comercio de confecciones, nombrado La Marsellesa en la calle Avellaneda #57 (antiguo), que fue la primera incursión de la familia en el tema comercial en nuestro país.

Por supuesto que al irles bien en el negocio quisieron expandirse un poco más, por lo que deciden mudarse alrededor de 1940 para la capital, donde abrieron una tienda dedicada a la sedería y quincalla bajo la razón social Max N. Lichy y Co en San Rafael #54, que se llamaba The Indian Store, quizás como preludio a lo que después sería Indochina. Esta primera tienda, cuyo nombre ya mostraba su vínculo con el continente asiático, tenía asociados en esa región del mundo que compraban la mercancía para mandarla a Cuba. 

Fotos de la inauguración de Indochina (cortesía de Rogelio Madan)
Indochina se inauguró el 16 de Septiembre de 1949, bajo la razón social Max N. Lichy e Hijos, con la presencia de buena parte de la familia. En un principio ocupaba la primera planta del conocido edificio que, según le contaron a Rogelio, fue una de las sedes de la compañía Singer —la de las máquinas de coser— aunque con el tiempo la tienda llegó a ocupar tres pisos del inmueble. El nombre lo toma de la península del sudeste asiático que alberga países como Tailandia, Vietnam, Malasia y Singapur, de donde provenía buena parte de sus mercancías; así que la tipografía escogida para su logotipo y que fuera utilizada en toda su papelería y propaganda, estaba más que justificada.

Por supuesto que los productos de Asia predominaban, pero también en sus departamentos se podían encontrar artesanías, objetos de Cristal de Murano, Cuarzo y Jade, perfumes y relojes de Europa, manteles hechos a mano, vajillas chinas, joyas y manufacturas artísticas de porcelana y marfil, entre otras fantasías. Indochina comercializaba algunas reconocidas marcas entre las que se encontraban los famosos relojes Patek Philippe, Vacheron et Constantin y Jaeger le Coultre, y eran distribuidores casi exclusivos de los perfumes Nina Ricci entre los que se encontraba el conocidísimo “L’ Air du Temps”.

Papelería que muestra la evolución del negocio familiar (cortesía de Rogelio Madan)
Según parece, si nos guiamos por la imagen impresa en un sobre de cartas, Indochina convivió por algún tiempo con su antecesora, The Indian Store, pero al final quedó como la principal del negocio familiar. También se puede ver que poseían un edificio en Hong Kong donde radicaban las oficinas centrales de los abastecedores de la firma bajo el nombre de Kewalran Jhmatmal y Lichy. Para el año 1958 Indochina se inserta en otra de las populosas arterias habaneras, cuando sitúa una sucursal en la esquina de 23 y N, en los bajos del recién inaugurado edificio del Seguro Médico.

La empresa familiar fue una de las que se nacionalizó en 1962 lo que provocó que en ese mismo año Max y Rebeca salieran de Cuba rumbo a Miami, donde vivían sus hijos desde 1957. Allí lograron rehacer la empresa y abrir una tienda, mas no pudieron disfrutarla mucho pues al poco tiempo fallecieron. Después los hijos, incluyendo la abuela de Rogelio, la heredaron. El lugar ya no existe pues cerró a finales de la década de 1970, pero queda como recuerdo alguna foto donde, si se fijan bien, se puede ver el mismo diseño de letrero y el sufijo “International”, tal y como lo poseía la tienda del Vedado.

Calendario y Postal de la tienda en Miami (cortesía de Rogelio Madan)
En cuanto a las tiendas de La Habana éste que escribe conoció ambas, aunque no en sus momentos de mayor esplendor. La pequeña del Vedado, después de haber sido una tienda de artículos varios, fue transformada en Photoservice, hasta que alguien decidió que el local sería el recibidor del MINSAP, organismo que tiene su sede en el edificio de 23 y N, frente al Pabellón Cuba. Por su parte la de San Rafael en la década de 1980 formó parte del llamado “Mercado Paralelo”, para después languidecer durante la crisis de los ‘90s y ser transformada en un Mercado Artesanal e Industrial (MAI) durante la primera década del presente siglo.

Pero su suerte cambió cuando, para celebrar el medio milenio de La Habana, los aires de renovación llegaron al bulevar de San Rafael y se decidió rescatar parte del establecimiento para convertirlo en la tienda “Habana 500”; donde se pueden adquirir productos diseñados que recuerdan la fecha y que seguramente seguirán renovándose mientras nuestra capital siga acumulando años. Lo curioso es que se haya respetado toda la iconografía que señala su nombre original —anuncio lumínico incluido— que acompaña al logotipo creado por el 500 aniversario.

El edificio de Indochina en La Habana (31-03-2020)
Y es que creo que el nombre de Indochina está tan arraigado en la mente del cubano, especialmente el habanero, que aunque intenten obviarlo, seguirá ahí, tan incólume como su logotipo en el portal de San Rafael.

 English Version

2 comentarios:

  1. Muchas Gracias, un relato mui interesante. Usted menciona algunos establecimientos comerciales que yo conocí en mi niñes. Mi padre era abogado y trabajaba en el departamento legal de la Aduana De La Habana, antes de 1959. Mencionas al cine Rex-Duplex, donde pasé inolvidables momentos en aquella época. Habia otro, creo que se llamaba "El Cinecito" donde se rodaban muñequitos comicos para los niños de aquella bella época, dígame amigo, ¿ese lugar existe todavia ?

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  2. Hola Luis Juan:
    Gracias por el comentario. El relato se nutrió mucho de ese descendiente de los propietarios originales. Sobre lo que me pregunta pues, Sí, el Cinecito sigue en la misma esquina de San Rafael y Consulado y sigue ofreciendo espectáculos para niños. En cuanto a Rex-Duplex se recupera como centro cultural. Si me escribe al correo del blog le puedo enviar fotos de ambos.
    Saludos.

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