Logotipo en la entrada del lugar (24-02-2014) |
En una esquina de
la Calzada de Tirry, casi llegando a
la antigua estación de trenes provincial, se alza un edificio de estilo
ecléctico, con una entrada sobre la propia calzada donde aparece el letrero que
se muestra en la imagen inicial. El mismo abarca casi todo el ancho de la
portada y está completamente realizado en teselas, resaltando las letras en
negro encima de un fondo blanco. El letrero está enmarcado por un ribete de
color rojo realizado con la misma técnica y todo el conjunto se inserta en el
piso de terrazo integral, que presenta también un marco rojo enmarcando todo el
antiguo espacio del recibidor.
El nombre del hotel
y el de su propietario también aparecen en un par de guardacantones que se
ubican a ambos lados del vano que conforma la puerta. Estas piezas son de
bronce y los nombres sobresalen de ellas como una muestra inequívoca de la
importancia que su dueño le concedió al hecho de que usted llegaba a un hotel
que nunca olvidaría. Es curioso encontrarse estos dos guardarruedas con esa
característica ornamental. Esas piezas metálicas no son raras en construcciones
antiguas, pues servían de protección contra golpes que podían producirse al
entrar los carruajes con sus enormes ruedas metálicas. Mas, en este caso, no
creo que vehículo semejante haya alguna vez cruzado ese portal.
La historia del Hotel París es una de las más
importantes dentro del centro histórico de Matanzas. Baste decir que fue uno de
los hospedajes más prestigiosos de la urbe, llegando a ser conocido como el Hotel de los Presidentes por haber
servido de alojamiento a todos los mandatarios cubanos cuando visitaban la
ciudad, con excepción de Carlos Prío
Socarrás.
El origen del hotel
comienza como vivienda entre los años 1882 y 1884, cuando el irlandés John Rally compra unos cuartos de
madera y teja en un solar yermo, obteniendo autorización del Ayuntamiento para
construir un edificio de dos pisos, el que inscribe el 22 de noviembre de 1884.
Desgraciadamente Dally fallece el 23 de septiembre de 1886, dejando libre el
camino para lo que vendría después cuando, en 1897, el vasco Lorenzo Zabala y Bilbao le compra el
inmueble a los hijos de Dally, quizás con la intención de añadirlo al “Hotel La Lonja” que estaba también
situado en la Calzada de Tirry, y del que era propietario.
La fecha en que
Zabala adquiere la propiedad —1897— se ha tomado como la de fundación del
hotel, pero aparece como tal por primera vez en el directorio comercial de 1902. A partir de su adquisición
Zabala realiza varias ampliaciones: la primera en 1900, en que compra otros
terrenos con edificaciones, y la segunda en 1927, solicitada por su hija Doña Florinda Zabala y Alsina en
representación de su padre. Como resultado final el Hotel París queda
conformado por tres edificaciones que aparentan un edificio único con la
numeración antigua 56, 58 y 60 de Tirry. Tras la muerte de Lorenzo Zabala, el
23 de Enero de 1933, el hotel es heredado por sus hijos Miguel y Florinda Zabala.
Esta última queda como propietaria absoluta en 1943 cuando fallece su hermano,
siendo asistida por el señor Rogelio
Geerken administrador del hospedaje y con una experiencia de 37 años en el
negocio.
El inmueble desde
inicios del siglo XX recibió los calificativos de aristocrático y
establecimiento de primera, sobre todo para los estándares de provincia, ya que
ofrecía 40 habitaciones, la mayoría con baño y servicio intercalado, lo que
podía considerarse un lujo para la época. Entre sus atractivos arquitectónicos
presentaba la gran escalera de hierro fundido con pasamanos de bronce y los
complejos mosaicos que lograban los más bellos pisos, especialmente en las
habitaciones más importantes. Otra de las mayores atracciones de Hotel París era su patio andaluz a cuya
inauguración, ocurrida en la década de 1920, asistió la notable pianista María Cervantes y el popular compositor
Eusebio Delfín, creador de La Guinda.
Otro hito
importante del Hotel París fue su
restaurante: famoso por sus comidas y sus langostinos que se mantenían vivos en
la fuente de su patio para servir a la orden. Tanto fue así que, según contaba
la poetisa matancera Carilda Oliver
Labra —por cierto, casi vecina del hospedaje pues la casa donde vivió se
encuentra precisamente en Tirry—, allá por la década de 1950 ella junto a Juanito Esnard, Hugo Ania, Ricardo Vázquez
e Israel Moliner, invitaron a Nicolás Guillén a Matanzas y le
ofrecieron una comida en la ya reconocida instalación, considerada como de las
mejores de la ciudad en aquella época y que ya alcanzaba renombre a nivel
nacional.
Otros
acontecimientos importantes en la historia de este hotel, además de haber dado
cobija a los presidentes de paso, fueron el ser escogido por la tripulación del
crucero turístico “Rex” en Diciembre
de 1931, cuando visitaron La Habana
30 navíos que formaban parte de la flota más lujosa y de mayor tamaño del
mundo, pero por su tamaño y calado el “Rex”
debió pernoctar en Matanzas. También en 1935 un grupo de figuras importantes de
la cultura matancera se reúnen en el hotel para constituir la Asociación Amigos de la Cultura Cubana
y la fundación de una biblioteca pública; y en la década de 1940 el Primer Congreso Médico Nacional, que se
celebró en Matanzas, ofreció el banquete de celebración en el que desde 1942 ya
se anunciaba como Hotel Gran París.
Hace ya mucho tiempo
que el Hotel París perdió su
grandeza y dejó de recibir viajeros de paso por la ciudad. En 1962 fue
nacionalizado, como muchos otros, y poco a poco dejó su categoría de hospedaje,
para transformarse en una ciudadela: otro de los eufemísticos epítetos que
tenemos para los solares. Hoy muchos de sus adornos han desaparecido y sus
áreas han sido transformadas para cumplir con las necesidades de los que lo
habitan —aunque la escalera de hierro forjado aún cautiva a los pasantes. En
los últimos tiempos la UNAICC
provincial ha realizado llamados para que el edificio vuelva a ser convertido
en hotel, aprovechando el impulso que toma el turismo, pero aún no se ha
concretado una acción de rescate.
Mientras tanto ahí sigue el edificio en la Calzada de Tirry (calle 272) #11709, entre San Francisco (calle 119) y San Juan
Bautista (calle 115), exhibiendo aún parte de su numeración
antigua, e invitando a los que se dirigen hacia el Coppelia matancero o a tomar
algún transporte hacia otros municipios, a mirar al piso y descubrir este
letrero que tantos pies históricos ha visto transitar. Le invito a visitarlo la
próxima vez que vaya a Matanzas.
Fuentes
consultadas:
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