Monograma en
el área de entrada al edificio (03-03-2012)
|
En el escrito sobre la Lonja del Comercio mencioné
el edificio de la Bolsa de La Habana pero sin profundizar mucho en el
tema; y ya que andamos por la
Habana Vieja, ¿por qué no llegarnos hasta ese lugar y
develar su historia? Veamos entonces qué tiene para contarnos esta antigua
institución bancaria, que aún hoy sorprende a quienes se adentran en las más
añejas zonas de nuestra capita.
Quizás muchos se asombren al leer
que hubo una Bolsa Cubana, pues durante muchos años hemos escuchado hablar de la Bolsa de Valores de Wall Street en los EUA,
y otras en el mundo, siempre sintiéndolas como algo un tanto ajeno a nuestro
país. Pues sí, estimado lector, La
Habana también tuvo un edificio que se utilizó como Bolsa de
Valores, y el mismo aún se levanta majestuoso en la calle Obrapía #257 entre Cuba y Aguiar, formando parte de lo que se
conocía como el Distrito Bancario de la Habana Vieja —nuestro
pequeño Wall Street.
Es éste el único edificio en esa
calle que tiene un portal de entrada tan amplio y público. Allí es donde se
ubica el logotipo que nos ocupa conformado, como pueden ver, por las iniciales B y H entrelazadas dentro de un marco circular. Sin dudas este
diseño seguramente fue el utilizado para acuñar los documentos que allí se
redactaban, como ocurre con otros logotipos de esta clase. El trabajo está
realizado en terrazo fundido in situ
de manera integral con el resto del piso, y se encuentra en el centro mismo del
área de acceso.
El uso de colores sobrios como el
rojo y el negro tanto en las letras como en ambos círculos, muestra cierta
concordancia con la elegancia del monumental inmueble. En cuanto al piso, el tono
crema con el que está realizado aporta luminosidad a la entrada, que se
encuentra enmarcada por un ribete también de color rojo; técnica ésta que
también se aprecia en el área donde se localizan las puertas de acceso.
Vista desde arriba de la entrada al edificio (imagen tomada
de “Mi Alquiler en Cuba”)
|
Otro detalle importante es la
presencia del nombre de la institución. A pesar de que hace más de medio siglo
no hay en Cuba una Bolsa de Valores,
este edificio aún muestra en su pórtico las letras que atestiguan que ese
organismo existió. Llama la atención que estas letras hayan sobrevivido tanto
tiempo sin ser arrancadas de su lugar por cinceles que han pretendido negar la
historia en otras edificaciones. Quizás el propio hecho de que no se encuentren
en la fachada que da a la calle, sino retiradas dentro de esa especie de arco
de triunfo que preside la faz del edificio, haya sido una de las razones por
las que hayan permanecido imperturbables a pesar de los disímiles usos que ha
tenido el inmueble.
La historia de la Bolsa de La Habana como entidad de la
banca cubana se remonta al siglo XIX. He tenido la suerte de encontrar entre la
documentación que atesoro, una muy amplia y bien argumentada investigación
realizada por la Master en Ciencias María Isabel Morales
Córdova y la Licenciada Carmen Alling
García, ambas del Banco
Central de Cuba, donde afirman que el antecedente más remoto de la Bolsa de La Habana que ha sido posible
encontrar, aparece en el libro La primera revolución industrial española:
1827-1869, del autor Juan
Bautista Vilar, quien se refiere a la apertura de la bolsa de comercio en La Habana como un síntoma más
de la pujanza económica de Cuba en el segundo tercio del siglo XIX.
Otros textos también abordan la creación de la Bolsa pero en diferentes
momentos, y bajo diferentes nombres. Así tenemos que en el libro La Historia de la Banca en Cuba: Del siglo XIX
al XXI, los investigadores Carlos
Tablada y Galia Castelló indican
que por Real Orden de Julio de 1882 se
autorizó la creación de una bolsa de comercio en la ciudad, llamada “Bolsa
Oficial”, constituyéndose el 1ro de Octubre
de 1883. La concesión para fundar y operar dicho establecimiento fue
solicitada por Francisco Jover, escogiendo
la casa de Mercaderes #26 (antiguo) como sede. Por otra parte El
libro de Cuba asegura que la Bolsa Privada de La Habana fue fundada el 4 de Enero de 1894, fecha ésta que es la más aceptada como
comienzos de la institución bancaria.
Letras que aún rememoran la antigua función del inmueble (20-02-2017)
|
Sin embargo el edificio que aún
hoy mantiene las iniciales y el letrero de la Bolsa de La Habana originalmente no fue construido con ese
fin, sino como la sede principal en Cuba de nada más y nada menos que el Royal Bank of Canada (RBC). Fotos de la primera década del siglo XX lo confirman, así como un trabajo investigativo de Yamira Rodríguez Marcano para la web de
Habana Radio,
donde además se hace referencia a lo que existió en ese lugar antes de que se
construyera el edificio.
Resulta que en ese sitio se
asentó en el siglo XIX la Droguería Lobé y
Torralba, propiedad del doctor
Guillermo Lobé quien fue el gran
reformador de los establecimientos farmacéuticos en Cuba, a los que sacó del
estado de atraso en que se hallaban, dando a conocer los nuevos productos
farmacéuticos que salían de las principales droguerías en Francia, Inglaterra,
Alemania y los EUA. Esta farmacia primeramente
se llamó “San Felipe” pero era
conocida como “Botica de Lobé”.
Al parecer ya el terreno estaba
disponible para otros usos cuando F. J.
Sherman, agente del RBC y director de la sucursal en Cuba, solicitó a la Alcaldía Municipal
autorización para la ejecución de una mejor sede de oficinas para el banco
canadiense. En 1902 comenzó la demolición de la antigua farmacia, bajo la
dirección facultativa de Alberto de Castro,
y entre 1903 y 1904 fue construido el nuevo edificio, participando como director
de obras el arquitecto José F. Toraya Sicre,
y como contratista la firma Purdy &
Henderson, que desde 1901 ya tenía representación en La Habana. Esta
combinación de arquitecto y contratista se repitió después en la construcción
de la Lonja del
Comercio de La Habana.
1907 Dos fotos de cuando era la sede de The Royal Bank of Canada 1911
|
El RBC ocupó el edificio hasta
1919 fecha en que se trasladó para el mucho más grande y amplio construido en
la esquina de Aguiar y Obrapía, donde también Purdy & Henderson tuvo protagonismo. Por esa época era
presidente de la Bolsa
de La Habana
el señor Yaidro Olivares y Martínez, quien no dejó pasar la oportunidad de adquirir para la entidad el
bello inmueble que abandonaba el banco canadiense. Por supuesto, hubo que
hacerle algunas adecuaciones ahora que el RBC ya no ocupaba el lugar, por lo
que se sustituyó el nombre de aquel por el de la Bolsa, así como se retiró el
escudo de Canadá para colocar el de Cuba, utilizando el mismo tipo de material
de la fachada. Es muy probable que en esa época se rediseñara el piso, y se imprimieran
las iniciales que han llegado hasta nuestros días.
En qué momento exacto de la
historia dejó de funcionar la
Bolsa es algo que no se ha podido determinar por ninguna de
las investigaciones que he consultado para la conformación de este texto.
Después que cesara la actividad bursátil, el edificio pasó por diferentes usos, entre los que
estuvieron las funciones de comedor de los trabajadores de las distintas
dependencias bancarias de sus alrededores. Recuerdo incluso haber visto en su
portal, un punto de venta de refrigerios en algún momento del pasado.
A días de hoy el lugar ha vuelto a destacar en los mapas de la parte más
antigua de la capital cubana, por la creación de un pequeño hostal para
turistas en áreas de su planta superior.
El edificio en la actualidad (20-02-2017)
|
Mientras, el edificio sigue allí
causando admiración entre los que caminan esa zona de la Habana Vieja, motivando
a detenerse ante el monograma que aún recuerda que La Habana también tuvo su
Bolsa para la compraventa de valores al
contado y a plazos, entre otras funciones.
NOTA:
El monograma que nos ha ocupado hoy tiene un vínculo especial con este
blog pues se utiliza como “Favicon”
para su presentación en la web. Un Favicon —del inglés favorites icon—es la pequeña imagen que
se puede ver en la parte superior izquierda de la pestaña, y que le sirve como
sello de identidad a un sitio web. Seguramente hasta este momento no lo habías
notado…¿me equivoco?
No hay comentarios:
Publicar un comentario