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Imagen animada del letrero en el portal del hotel, donde se destaca el trazo del nombre (07-11-2011) |
(NOTA aclaratoria: Este texto es una actualización de la publicación de Diciembre de 2016. El logotipo que aparece en la foto ya no existe, pero en aras de mantener una continuidad en la historia, se han dejado referencias de cuando aún estaba en el portal.)
Estamos de regreso en la Calle Galiano, esa
conocida arteria comercial de La
Habana, que aún mantiene una gran parte de sus antiguos
letreros y logos, sobreviviendo en sus pisos el pasar de los años, y de los que
por ella transitan. Pero seguramente el letrero que muestro hoy usted no lo ha
notado nunca, a pesar de encontrarse en
un lugar bastante conocido y que sobre sale en esa calle.
Vayamos entonces tras la historia del Hotel Lincoln.
El Hotel Lincoln es uno de los edificios más altos de
Galiano, y a su vez el hotel más antiguo de la zona que aún se mantiene en
activo. Su construcción data de la década de 1920, cuando en los Estados Unidos
se aprobó la “Ley Seca” y el auge turístico llegó a nuestras tierras, donde se
podía beber sin buscarse líos con la ley. En esa época surgieron las tipologías
hoteleras como la que presenta el Lincoln: torres de más de 6 pisos, planta
rectangular, y habitaciones con vistas al exterior. En el año de su
inauguración el Lincoln, con sus 7 pisos originales —ampliados más tarde a los
9 que hoy presenta— fue la segunda edificación más alta de esa zona de La Habana. |
J. A. Richardson, primer
propietario del hotel. Foto cortesía de Elena Chaimowicz.
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Su propietario,
según aparece en un volante promocional, fue J. A. Richardson y aunque
le pueda parecer muy “americano”, créame que para nada es así. El hombre que
construyó y fue primer dueño del Hotel
Lincoln era cubano y se llamaba Juan
Andrés Richardson. Yo mismo fui uno de los que creyó inicialmente que J. A.
Richardson, era alguna abreviatura del nombre de uno de los tantos
norteamericanos que por esa época tenían negocios en Cuba. La aclaración sobre
su origen nacional llegó en diciembre de 2022, de parte de la señora Elena P. Chaimowicz (Richardson de
soltera), nieta de Juan Andrés, a quien agradezco infinitamente su colaboración.
Nacido
en la provincia de Cienfuegos, hijo de Rafael
Richardson y Rosa Pereira, J. A.
Richardson trabajaba en la Sección de Examen y Liquidación del Ministerio de
Hacienda en la década de 1920. Al parecer su cargo le permitió ahorrar lo
suficiente como para, con muy buen ojo avizor, comenzar a levantar el hotel en la
ya muy popular y comercial calle Galiano. Juan Andrés también estaba interesado
en asuntos políticos y esa es, presuntamente, la razón por lo que le dio ese
nombre al hotel.
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Collage con postales
(1930 - 1950), plegable (1927) y libro de cócteles (1937). Imágenes cortesía
de El Hotel Camagüey
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El inmueble se inauguró hace ya 90 años, el 13 de Agosto de 1926, siendo su
propietario el norteamericano J. A.
Richardson. Y he aquí un detalle bastante singular: el hotel lleva el
nombre de uno de los más destacados presidentes de los EE UU, Abraham Lincoln, quien fuera un abolicionista
en tiempos de la esclavitud; y a su vez fue inaugurado el día en que Fidel Castro nacía en Birán. Es curioso
que ambas fechas coincidan, y que de alguna forma el hotel con el nombre de un presidente
norteamericano “revolucionario”, haya comenzado su existencia el mismo día que
otro revolucionario llegaba al mundo.
Juan Andrés Richardson no fue su propietario por
mucho tiempo. El crac bancario de 1929 y la contracción económica que le
siguió, afectaron este tipo de negocios y el Lincoln no escapó a esa situación.
A mediados de la década de 1930, Richardson le vende el hotel a Evaristo Fernández Martínez, un
asturiano que llegó a Cuba en 1902, y que se mantuvo a su mando hasta 1950,
cuando lo adquirió Antonio Fernández Prieto,
quien fuera su último propietario hasta la nacionalización efectuada en 1960. Antonio también era español, proveniente de Orense, quien arribó a Cuba en
1918 y que, según el libro Los
Propietarios de Cuba de Guillermo
Jiménez, ya en 1938 inauguraba el Gran
Hotel de Camagüey y más tarde el Hotel
Colón en la misma ciudad.
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Anuncio en la Guía Telefónica (1959) - Sección "Hoteles" |
Y fue precisamente en la década de 1950 cuando el Hotel
Lincoln pasó a formar parte de los lugares vinculados con la lucha contra
Fulgencio Batista, cuando ocurrió uno de los acontecimientos más famosos de la historia
del edificio y de La Habana
como tal. El Domingo 23 de Febrero de 1958, Juan Manuel Fangio, cinco veces campeón mundial de carreras de
autos, fue secuestrado en el lobby por Oscar
Lucero Moya,
como parte de una estrategia para dar a conocer que el M26/7 todavía seguía luchando. Fangio, que se hospedaba en la habitación #810, fue liberado poco
después, e incluso el hecho de que no pudiera participar en la carrera puede
que le haya salvado la vida, al no estar presente en el terrible accidente que
aconteció en uno de los lugares por donde debía pasar la corrida de autos. La
habitación donde estuvo hospedado Fangio hoy se puede visitar como museo, al
igual que ocurre con la que ocupó Ernest
Hemingway en el Hotel Ambos Mundos.
Regresando
al letrero, como hemos dicho es muy probable que quienes caminaban por Galiano
en el momento en que se tomó la foto, nunca se hubieran percatado que el nombre
del hotel estaba en aquella losa del piso del portal. Dos razones pueden
existir: la primera, que el portal del hotel no está a nivel de la calle, sino
un poco más elevado, lo que provoca que muchos decidan no subir el escalón,
siguiendo su camino por la acera. La segunda razón puede radicar en el mismo
diseño que tenía el letrero. La loza de mármol jaspeado donde se podían ver los
trazos con el nombre del hotel, se mezclaba casi por completo con el color de
las lozas del piso del portal, que para nada eran las que originalmente lo
acompañaban.
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El Hotel Lincoln en la actualidad (08-12-2016) |
Entonces
ya sabe que si se da una vueltecita por la esquina de Galiano y Virtudes,
en Centro Habana, podrá ver escondido a plena vista, el nombre del hotel
que allí se levanta desde hace más de 90 años. Como se indica en la nota
inicial de esta entrada, entre los trabajos de renovación que se realizan en el
edificio con vistas a su centenario, se sustituyó el sello al que nos hemos
referido, que sin ser su logotipo oficial, nos recordaba que estamos ante una
instalación con historia.
Nosotros ya volveremos de nuevo a Galiano. Todavía quedan letreros por
descubrir, e historias que contar; incluso en esta misma esquina.
Excelente. Todo esto y más da para un libro.
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