Diseño en forma de corona en el
piso del local (21-04-2013)
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Si el título de esta entrada no
develara por sí mismo parte del contenido de la historia que sigue, es probable
que el lector no descubriera muy fácilmente el significado del sencillo diseño
de la imagen inicial, que sirvió como logo comercial de una peletería que
estuvo en una de las áreas comerciales más conocidas de la capital cubana. Les
invito a leer parte de la historia que aún pueden contarnos las coronas de la Peletería Coronet.
El logo de esta entrada, como se
puede ver en la imagen inicial, es algo bien sencillo. Se trata de la figura de
una coronet —vocablo inglés que
define una pequeña corona de rango inferior a un soberano, con ornamentos
sujetos a ella— de seis puntas rematadas por unos círculos verdes a modo de perlas.
El diseño destacaba en el piso de terrazo gris que daba la bienvenida a la
peletería y se repetía por todo el portal a intervalos regulares, por lo que
era imposible no recordar más tarde su imagen.
Vista del antiguo portal de
Coronet….y sus coronas (11-10-2018)
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El diseño, así como todo el piso
del antiguo establecimiento, fue realizado por la empresa Luis Mion S.A. muy seguramente a pedido del dueño de la peletería. En
este caso la corona hace la función de un Isotipo pues su propietario original
la convirtió en la parte más reconocida de su negocio. Isotipo se considera a una imagen que, sin presentar un nombre,
sintetiza de manera visual la personalidad, valores y carácter de una marca o empresa.
En el caso de esta peletería la corona cumplía a cabalidad tal propósito.
Anuncio de la inauguración de
Coronet – Diario de La Marina, 18-05-1951
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Coronet, como ya les adelanté, se
encontraba en medio de uno de los centros comerciales de La Habana. Su
ubicación en la calle Águila #365 entre
Neptuno y San Miguel, hacía que estuviera justo en el medio entre el
conocido Boulevard de San Rafael y los comercios de la calle Neptuno; y a pocos
metros de los establecimientos de Galiano, especialmente la tienda El Encanto.
La peletería se ubicó en la
planta baja del edificio que aún hoy día se alza en Águila. Su propietario fue Alfredo Manrara, quien además poseía
otra tienda similar en la calle Monte
#665 bajo el nombre de La Corona.
Al parecer el hombre de alguna manera quería pertenecer a la monarquía. Bromas
aparte resulta curioso que ambos establecimientos tuvieran nombres relacionados
con los adornos más reconocidos de la realeza, y que además la nueva tienda en
Águila tuviera un rango “menor” a la de Monte.
Coronet en suplemento del Diario
de La Marina, 28-08-1951
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El aspecto que tuvo Coronet fue
un proyecto de los arquitectos Pedro
Pablo Mantilla Viera y María T. Fernández
Selles, quienes además estuvieron al frente de la decoración y el diseño de
muebles de la tienda. Ambos transformaron la planta baja del edificio en una
acogedora peletería que fue inaugurada el 18
de Mayo de 1951, y que comenzó a competir con otras tiendas asentadas en la
misma cuadra como la sucursal de Almacenes
Inclán, o la tienda de accesorios para señoras El Collar. Desde ese momento sus salones comenzaron a vender todo
tipo de productos del ramo, convirtiéndose también en distribuidores exclusivos
para varias marcas de zapatos como Edwards para niños, o Gaynor para señoras.
Coronet existió como tienda hasta
que la crisis de la década de 1990 impuso su peso en nuestro país. No recuerdo
si mantuvo el mismo nombre o si fue cambiado por otro, pues raramente mi
familia pasaba por esa cuadra; aunque sí siempre me llamaron la atención las
coronitas cuando de casualidad transitábamos por allí.
Edificio de Coronet en la
actualidad (11-06-2019)
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Si han notado todo el tiempo
hemos hablado del Isotipo de Coronet en pasado como si el mismo hubiera
desaparecido, pero no es así. El caso es que hoy es difícil ver las coronas que
adornan el piso de la antigua Coronet. Su frente se mantiene casi perennemente
tapiado por una puerta metálica, pues el local ahora pertenece al Proyecto Comunitario Sanando Corazones
(que al parecer aún lo está acondicionando), compartido con una vivienda en la
parte posterior. Pero si tiene la suerte de caminar por la calle Águila y
encontrarla abierta, no pierda la oportunidad de mirar al piso y verá que aún
este sobrio diseño sigue allí, rememorando lo que un día fue.
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