Logotipo en el portal de San Rafael (10-10-2011) |
Con la publicación de hoy
volvemos a una de esas esquinas habaneras cuyo bullicio aún en estos tiempos no
se ha podido apagar. Seguro que usted, al ver la imagen ya sabe de qué lugar se
trata por haber sido muy famoso y por haberse vinculado, el año pasado, con las
actividades por el 500 aniversario de La Habana. Hoy les propongo descubrir la
historia de la Tienda Indochina
partiendo desde su logotipo.
De los diseños, logotipos y
letreros que existían en el bulevar de
San Rafael —muchos de ellos ya desaparecidos— éste de Indochina siempre
llamó mi atención, incluso cuando mi madre y mi abuela iban a ese paseo
comercial en busca de los que llamamos “cosas de mujeres”, arrastrando al niño
cuyos intereses eran diametralmente opuestos. Sus letras de marcado estilo
asiático a ambos lados del portal de acceso, insertadas en ese piso de terrazo
de color rojo, único en su tipo en todo el bulevar, me cautivaron desde esa
época y seguramente vivirán en la memoria colectiva habanera por mucho más tiempo.
El logotipo fue realizado letra a
letra por medio de tiras metálicas de cobre que más tarde fueron llenadas con
el material de color crema, teniendo extremo cuidado con la tipografía. Y eso
es lo más notable en este trabajo de terrazo: su cuidado y la calidad del
mismo, más cuando no fue uno solo el diseño insertado en el portal, sino que
también fue impreso al pie de la pequeña escalera que se sitúa en la puerta de
acceso por la calle Águila. Este logotipo también está presente en el letrero
lumínico que hoy se puede volver a disfrutar gracias a los trabajos de
restauración de estos anuncios que realiza el proyecto Havana Neon Lights + Signs, liderado por Kadir López, que tiene su sede en el propio Bulevar en el antiguo Cine Rex-Duplex.
Indochina ocupa el precioso edificio, con aires del estilo
plateresco español, situado en San
Rafael #252 esquina a Águila, intersección que disputó en algún momento con
la famosa Joyería Cuervo y Sobrinos
y la no menos famosa tienda Fin de Siglo.
Además, a pocos pasos de ella se alzaba El
Encanto, por lo que se encontraba en franca competencia con comercios mucho
más antiguos cuando sus propietarios decidieron asentarse en el lugar. Pero la
historia de Indochina no comenzó ahí, sino que vino de allende los mares,
llegando a La Habana desde Camagüey.
Tal y como pasó con la historia
de la Cuchillería Sin Rival, una vez
más he tenido la oportunidad de acceder a una parte de la historia de este
establecimiento comercial, gracias a un descendiente de sus propietarios
originales. A finales del año pasado pude
ver unas fotos de la inauguración de Indochina, que el Sr. Rogelio Madan había publicado en su
página de Facebook pues pertenecían a su familia. No perdí la oportunidad, contacté
con él y gracias a su generosidad hoy podemos disfrutar, casi de primera mano,
de los detalles que convirtieron al lugar en una tienda de referencia en el
comercio habanero.
Los dueños originales de
Indochina fueron los bisabuelos de Rogelio: el señor Max Nissim Lichy y su esposa Rebeca Negrín Lichy. Ambos eran
inmigrantes judíos; él proveniente de Francia y ella de Inglaterra. Según la
historia familiar, contada por sus abuelos, ambos se escaparon de sus respectivas
familias y se casaron. En su luna de miel iban a viajar a Latinoamérica, pero
la señora se enfermó y después de usar el poco dinero que tenían, tuvieron que
quedarse y comenzar una vida nueva en Cuba en algún momento de 1919. Al parecer
lograron asentarse en Camagüey donde comenzaron un negocio de costura. Él salía
para tomar medidas y ella cosía vestidos. Más tarde abrieron un comercio de
confecciones, nombrado La Marsellesa en
la calle Avellaneda #57 (antiguo), que fue la primera incursión de la familia en
el tema comercial en nuestro país.
Por supuesto que
al irles bien en el negocio quisieron expandirse un poco más, por lo que
deciden mudarse alrededor de 1940 para la capital, donde abrieron una tienda dedicada
a la sedería y quincalla bajo la razón social Max N. Lichy y Co en San Rafael #54, que se llamaba The Indian Store, quizás como preludio a lo que después sería
Indochina. Esta primera tienda, cuyo nombre ya mostraba su vínculo con el
continente asiático, tenía asociados en esa región del mundo que compraban la
mercancía para mandarla a Cuba.
Indochina se inauguró el 16 de
Septiembre de 1949, bajo la razón social Max
N. Lichy e Hijos, con la presencia de buena parte de la familia. En un
principio ocupaba la primera planta del conocido edificio que,
según le contaron a Rogelio, fue una de las sedes de la compañía Singer —la de
las máquinas de coser— aunque con el tiempo la tienda llegó a ocupar tres pisos
del inmueble. El nombre lo toma de la península del sudeste asiático que
alberga países como Tailandia, Vietnam, Malasia y Singapur, de
donde provenía buena parte de sus mercancías; así que la tipografía escogida
para su logotipo y que fuera utilizada en toda su papelería y propaganda,
estaba más que justificada.
Por supuesto que
los productos de Asia predominaban, pero también en sus departamentos se podían
encontrar artesanías, objetos de Cristal de Murano,
Cuarzo y Jade, perfumes y relojes de Europa, manteles hechos a mano, vajillas chinas, joyas y manufacturas artísticas de porcelana y marfil, entre otras fantasías. Indochina
comercializaba algunas reconocidas marcas entre las que se encontraban los
famosos relojes Patek
Philippe, Vacheron et Constantin
y Jaeger le Coultre, y eran
distribuidores casi exclusivos de los perfumes Nina Ricci entre los que se encontraba el conocidísimo “L’ Air du Temps”.
Según parece, si
nos guiamos por la imagen impresa en un sobre de cartas, Indochina convivió por
algún tiempo con su antecesora, The Indian Store, pero al final quedó como la
principal del negocio familiar. También se puede ver que poseían un edificio en
Hong Kong donde radicaban las
oficinas centrales de los abastecedores de la firma bajo el nombre de Kewalran Jhmatmal y Lichy. Para el año
1958 Indochina se inserta en otra de las populosas arterias habaneras, cuando
sitúa una sucursal en la esquina de 23 y N, en los bajos del recién inaugurado
edificio del Seguro Médico.
La empresa familiar fue una de
las que se nacionalizó en 1962 lo que provocó que en ese mismo año Max y Rebeca
salieran de Cuba rumbo a Miami, donde vivían sus hijos desde 1957. Allí
lograron rehacer la empresa y abrir una tienda, mas no pudieron disfrutarla
mucho pues al poco tiempo fallecieron. Después los hijos, incluyendo la abuela
de Rogelio, la heredaron. El lugar ya no existe pues cerró a finales de la década
de 1970, pero queda como recuerdo alguna foto donde, si se fijan bien, se puede
ver el mismo diseño de letrero y el sufijo “International”,
tal y como lo poseía la tienda del Vedado.
En cuanto a las
tiendas de La Habana éste que escribe conoció ambas, aunque no en sus momentos
de mayor esplendor. La pequeña del Vedado, después de haber sido una tienda de
artículos varios, fue transformada en Photoservice,
hasta que alguien decidió que el local sería el recibidor del MINSAP, organismo que tiene su sede en
el edificio de 23 y N, frente al Pabellón
Cuba. Por su parte la de San Rafael en la década de 1980 formó parte del
llamado “Mercado Paralelo”, para
después languidecer durante la crisis de los ‘90s y ser transformada en un Mercado Artesanal e Industrial (MAI) durante la primera década del
presente siglo.
Pero su suerte
cambió cuando, para celebrar el medio milenio de La Habana, los aires de
renovación llegaron al bulevar de San Rafael y se decidió rescatar parte del
establecimiento para convertirlo en la tienda “Habana 500”;
donde se pueden adquirir productos diseñados que recuerdan la fecha y que
seguramente seguirán renovándose mientras nuestra capital siga acumulando años.
Lo curioso es que se haya respetado toda la iconografía que señala su nombre
original —anuncio lumínico incluido— que acompaña al logotipo creado por el 500
aniversario.
Y es que creo
que el nombre de Indochina está tan
arraigado en la mente del cubano, especialmente el habanero, que aunque
intenten obviarlo, seguirá ahí, tan incólume como su logotipo en el portal de
San Rafael.
English Version
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Muchas Gracias, un relato mui interesante. Usted menciona algunos establecimientos comerciales que yo conocí en mi niñes. Mi padre era abogado y trabajaba en el departamento legal de la Aduana De La Habana, antes de 1959. Mencionas al cine Rex-Duplex, donde pasé inolvidables momentos en aquella época. Habia otro, creo que se llamaba "El Cinecito" donde se rodaban muñequitos comicos para los niños de aquella bella época, dígame amigo, ¿ese lugar existe todavia ?
ResponderEliminarHola Luis Juan:
ResponderEliminarGracias por el comentario. El relato se nutrió mucho de ese descendiente de los propietarios originales. Sobre lo que me pregunta pues, Sí, el Cinecito sigue en la misma esquina de San Rafael y Consulado y sigue ofreciendo espectáculos para niños. En cuanto a Rex-Duplex se recupera como centro cultural. Si me escribe al correo del blog le puedo enviar fotos de ambos.
Saludos.
My grandfather was Max Lichy and I’ve heard many stories from him about the establishing of the Miami Store, as well as life in Cuba. I would love to visit Cuba and see many things in the stories he told.
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